Me arrepiento ARGXCHI

Manuel Pov-

Me despierto y a lo único que atino es a mirar algo asqueado al pequeño espacio que separa al Martín de mi. Decido bajarme de la cama solo para llevarme la maldita sorpresa de que no tengo ni el bóxer puesto. Logro encontrarlo en unos minutos cerca de los pies de la cama.
Hay veces en que me pregunto "¿Por qué chucha me pasa esto siempre?" Digo... se que nunca voy a decírselo ni ninguna wea', pero Martín no es mala persona... solo algo impulsivo. Sin tomar en cuenta que por eso casi siempre se hace el tonto, y que por eso no me deja regañarlo por lo que hace a veces. Pero no me voy a poner a criticarlo. No me gusta hacerlo y además siento que me duele la cabeza como nunca.
Miro de nuevo la cama, una de plaza y media parece, como las de departamento chico, el rubio encima, babeándolo todo mientras duerme.
Me acerco en silencio y le cierro la boca con cuidado. Para qué voy a mentirme a mí mismo de esta manera, el weón tiene cierto aire de cabro chico, y dan ganas de cuidarlo en cierta forma cuando pasan cosas como estas. Veo como se sonríe apenas y le sonrío de vuelta Luego camino en busca de mis pantalones, o al menos con la esperanza de encontrar mi polera.
Ya sin éxito, prendo la radio y sintonizo la primera cosa que encuentro. Me suena la guata, así que me pongo a ver si tiene algo para comer. Martín no es tonto, y sabe que soy medio hambriento de nuevo.
Pongámoslo así. Cuando tengo hambre, usualmente no soy yo el que tiene la comida que me como.

Siento unos pasos detrás de mi y un peso me cae sobre toda la espalda, aparentemente no planea moverse, así que suelto el tarro de café y lo empujo hacia atrás.
Un ruido seco.

-Martín...?

Bueno, tenía que preguntar po'. Si se quedaba así de callado y el golpe sonó de tal manera algo debió haber pasado. No alcanzo a volver la mirada y el muy weón me tira de las piernas haciéndome caer también.
Supongo que no es necesario hablar sobre la foca que le mandé...



Martín Pov-

Me despierto con el ruido que hace Manuel al revolver las sábanas. Sé que me va a re-putear si me levanto y lo miro, sé que se va a poner rojo y va a gritarme
Así que decido envolverme en las sábanas otro poco y dejar que el sueño me venza otro rato.

...

Vuelvo a despertarme, esta vez con la típica música que identifica la estación de radio que a Manuel tanto le gusta aparentemente. Me la aprendí en poquísimo tiempo, la verdad es que es algo pegajosa.
Me doy cuenta de que tengo el rostro pegajoso... no puede ser que babee, me embola ser así de vez en cuando...

Me miro el brazo, el golpe que me dio anoche ya se nota. Tal vez si me pasé un poco..., pero Manuel es la única persona a la que quiero de esa manera.
A veces le hago daño, pero él nunca va a dejarme solo, eso lo sé.
A veces le hago daño... como anoche...
Siento como mi pecho se siente apretado y mis ojos se humedecen. Él no quería nada, y yo no lo escuché.
Me levanto de la cama aún sintiéndome mal, Manuel está aún en ropa interior, lo veo en la cocina.
Pensando en disculparme me acerco a él. Pero me duele tanto que cuando trato de hablarle las palabras no me salen.
Me dejo caer sobre él, pero antes de rodearlo con mis brazos me empuja hacia atrás. Creo que tenía la sábana enrollada al cuerpo porque la pisé y caí dándome un golpe algo duro.

No sé por qué, mis ojos se humedecieron y comenzaron a llorar. Es común en que sea yo el que le haga pucheros y moleste a Manuel. Pero ahora... Ahora solo quería llorar desconzoladamente como si tuviera cuatro años otra vez. Lo abracé por las piernas, y sin querer lo tiré al piso también.
Escuché cada insulto que me daba, pero no los entendía, me sonaban huecos. Solo sé que no podía parar de llorar.

Luego de unos minutos Manuel pareció callarse. Me tomó el rostro y me miró preocupado.



Manuel Pov-

No sé por qué le aguanto tanto a veces. Seguí gritándole hasta que noté como pequeñas lágrimas caían sobre mi rodilla. Levanté un poco la vista hasta encajarla con sus ojos.
Unos ojos de niño. Unos ojos de infancia. Que buscaban consuelo. Y que por mucho que quisieran no lo obtendrían por sí solos.
Me sentí culpable. ¿Era mi culpa que estuviera así? ¿Tan mal lo traté en ese momento?

No soy de los que usualmente se compadecen por los demás, pero tener al rubio ahí, moqueando como si se le hubiera muerto alguien, dolía.
Así que le tomé la cara con ambas manos y lo hice mirarme fijo. Con los pulgares le sequé las lágrimas que le goteaban por las mejillas y lo acerqué a mi.
No sé que chucha conmigo, seguro me veo super fleto así, pero ya qué, no quería que se sintiera mal.

Unos recuerdos momentáneos de anoche me hicieron alejarlo un poco...

"- ¡Martín, ya déjame! weón fleto oh!
- Manu, no seas aguafiestas"
La imagen de Martín cargándome a la fuerza... creo que entonces fue cuando llegamos para acá.
Después... después comenzó a tocarme...
Mierda, siento que me queman las mejillas de solo recordarlo.
Recuerdo también que le pegué fuerte, cuando me quiso meter la mano el la boca.
Y después.
¡AGH puta la wea' fleta que me hizo, no sé cuantas veces le dije que parara!

Aún así... pareciera que no sabe muy bien lo que hace... no se lo perdono, pero hay algo que no me deja enojarme con él cuando hace cosas como esa. No del todo.
Martín casi nunca llora, yo tampoco. Pero él me ha visto llorar en ocasiones anteriores.
Cuando éramos niños, cuando quisimos independizarnos., en nuestras guerras, en las catástrofes que han ocurrido, en fin, él me ha visto llorar muchas veces.
Y me prometió guardar el secreto.Pero nunca lo había visto llorar a él.
No de esa manera tan... Tan inocente, pura.

-perdoname

Sentí que me decía entre sollozos. Casi sin darme cuenta abrí mis labios y repetí lo mismo.
Martín me tomó de las manos y me abrazó con fuerza.



Martín Pov-

Luego de unos segundos, me alejó de sí y bajó la mirada. Yo sabía por qué, y lo lamentaba muchísimo.
Pero no estoy seguro de por qué hice algo como eso. Yo... no quiero hacerlo más
"perdóname" Le dije.
Me sorprendo cuando repitie mis palabras. A pesar de estar llorando, levanto la mirada y sonrío.
Tomo sus manos, esas palmas que tanto me gustan, que en ese momento rozaban mi rostro. Las sentí, las junté con las mías, esta vez sin violencia, sino que con dulzura.
Lo abracé con muchísima fuerza. Quería hacerlo entender cuanto lo sentía, que quería que me perdonara, al menos un poco.
Me apoyé en su hombro, y él soltó una de sus manos para pasar sus delgados dedos por mi cabello.
Me perdonaba, pero no del todo, nunca lo haría del todo. Yo tampoco. Lo que hago a veces es horrible.
Me aliviana un poco el alma saber que Manuel lo entiende la mayoría de las veces. Aunque me trate muy mal a veces, se que algo de apego me tiene, por eso me habla.
Espero que para este año no vuelva a pasar. Lo último que quiero es que ocurra de nuevo, y que no quiera volver a verme. O que le haga más daño del que le he echo...
Le beso la frente luego de un rato, él levanta la mirada y encaja sus labios con los míos. Me besa como un niño, sin saber cómo besar mi boca.
Sostengo su cuerpo contra el mío y lo beso también. Las lágrimas ya no caían, ya mis ojos eran solo para esos bellos y brillantes ojos castaños.
Esos de la persona a la que amo. Y que desde ahora querré como debo. Eso se lo prometo a él, y a mi mismo.
Quiero que sea un feliz año nuevo...